En noviembre de 2024 el Gobierno ya había anunciado un plan de “modernización” del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). En ese momento el vocero presidencial, Manuel Adorni, afirmó que el organismo tenía 6.852 trabajadores y que se darían de baja 227 contratos que se habían otorgado durante la gestión anterior. Sin embargo, según informaron desde ATE a este medio, para ese momento la planta era de 6.123 (700 personas menos que las que afirmó el vocero) y, desde ese momento hasta 2025 ese número pasó a los 5.812. “Estamos con la misma dotación de personal que en el año 1988 y nos quieren llevar al año 1979. Pero en 1979 éramos 27 millones de argentinos. Ahora somos 20 millones más. Un aumento vegetativo de la planta de INTA en la misma proporción que el de la población nos llevaría a tener ahora 7.800 agentes”, señalaron a este medio.
El Gobierno retomó la idea a través de una entrevista en la que el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, afirmó que el organismo “necesita un rediseño integral e importante”. Ese plan incluiría, además de una reducción de personal, la venta de inmuebles (que ya se produjeron en Ciudad de Buenos Aires y Salta) y una reconfiguración del directorio por la que el Ejecutivo pasaría a tener mayoría.
Así lo explicó durante la semana en la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado el director nacional del INTA, Ariel Pereda. Afirmó que el organismo está comandado por quienes hoy se benefician con su trabajo. “El sector productivo siempre es mayoría y el sector del gobierno nacional o local siempre es minoría. Eso le permite al INTA, que el año que viene cumple 70 años, mantener políticas públicas sostenidas para el agro”. La propuesta del gobierno nacional, agregó, es cambiar la composición del directorio para tener mayoría. Y eso, advirtió, dejaría al instituto a merced de los gobiernos de turno.
Pereda resaltó por otra parte que se trata del organismo del Estado con mayor territorialidad. “En cada pueblito van a encontrar una agencia, un investigador del INTA” y que sin sus desarrollos e investigaciones “no habría malbec, arroz, ni vacunas para el sector ganadero”. “Todo lo que se produce en materia vegetal, la mayoría, es tecnología del INTA”.
Concluyó que se trata de un organismo que se revisa frecuentemente. “No es el mismo INTA de hace setenta años, nos venimos reconfigurando. Entendemos los contextos, pero tenemos una institución sana que agrega valor en las economías regionales, que sostiene la producción y la ruralidad”. Y concluyó que la actividad que realizan también tiene efectos indirectos, como el de evitar la migración desde el campo a las grandes ciudades.
“Hoy somos 5.800 y hay 150 que se están por jubilar. Quieren llevar la planta a 4.500 personas”, agregó a PERFIL Germán Gonaldi, trabajador del Instituto para la Agricultura Familiar del INTA y delegado de ATE. De 2023 a 2025 la cantidad de trabajadores se redujo de 6.514 a 5.812. “Hubo 300 retiros voluntarios, más los que se fueron por los bajos sueldos, ya que perdimos un 40% de nuestro salario real. Por otro lado están los que se jubilaron y los que se van porque no aguantan más el maltrato”, agregó.
“Hay un plan de cambiar la gobernanza del INTA y aplicar el plan que tiene hace un año aproximadamente, que es de despedir a más de 1.500 trabajadores, empezando por las plantas transitorias”. Gonaldi forma parte de esta última planta. También preocupa la situación de los becarios. “Son aproximadamente 400 becarios los que quedarían sin trabajo”, aseguró y advirtió que, ante la incertidumbre de en qué términos será la reconfiguración que planea el Gobierno, “el peligro está para todos”.
Como trabajador y delegado, explicó que se trata de un contexto difícil de sobrellevar. “Hace meses que estamos sin saber qué va a pasar con nosotros mañana. Hay mucha angustia, miedo. Es muy difícil, muy desgastante para nuestra salud mental”.
Sobre el trabajo diario agregó que “las líneas no están claras. No podemos hablar de agroecología, no podemos hablar de territorio, no podemos hablar de agricultura familiar, no les gustan esas expresiones, dicen que están politizadas”.
Como muestra de la importancia de la tarea que lleva adelante el INTA, Gonaldi recordó el trabajo conjunto con los productores del cordón frutihortícola de La Plata. “La producción hortícola de la zona implica el 60% de los productos que los argentinos consumen en la zona del AMBA”.
En un documento que compartieron desde la institución, que destaca cien logros del organismo, se detallan algunos desarrollos como los kits de detección de enfermedades virales del maíz, la reconversión de los cultivos de vid, el desarrollo de variedades de arroz, la incorporación de la raza ovina Dohe Merino en Argentina, la construcción de cisternas de placa para la captación de agua de lluvia, y el acompañamiento a comunidades rurales y familias de la agricultura familiar, campesina e indígena del NOA en el desarrollo de tecnologías para el acceso al agua, entre muchas otras.
“Están rematando la ciencia en Argentina. ¿Para beneficio de quién? No sé, de las multinacionales, de cuatro o cinco amigos de ellos. Pero el tema es que perderíamos soberanía, perderíamos un montón de recursos”. Por último, Gonaldi respondió a los dichos del ministro de Desregulación, que afirmó que el presupuesto del INTA es el equivalente a la mitad de las retenciones al maíz: “El INTA genera para el país más de 10 pesos por cada peso que gasta”.