«Sentir… que 20 años no es nada…» ¡Se, para el tango! En la vida real, un puñado de días pueden ser una eternidad, un montón de tiempo en el que quizás pase de todo como sucedió con el corazón de Carlos Monti. La semana pasada, la noticia que lo involucró era emotiva, feliz, alegre y por sobre todo llena de sentimientos. Ahora, en ese abrir y cerrar de ojos que fue del jueves al martes, todo eso lindo y maravilloso se volvió escándalo, borrasca, rumor y pelea.
Una vez más, como muchas de las cosas que vienen sucediendo últimamente, lo descubrió, le dio forma y lo contó Fernanda Iglesias, a estas alturas la periodista de chimentos número uno de la televisión argentina. Sus compañeros de Puro Show -con Pampito y Mati Vázquez a la cabeza- quedaron entre sorprendidos y anonadados con lo que ella fue describiendo y con el testimonio que consiguió.
Iglesias había contado lo siguiente: después de enviudar -tras un largo proceso en el que acompañó segundo a segundo a quien fue su mujer, Silvia- Carlos Monti pasó un tiempo de soledad y de reflexión hasta que se dio una nueva chance de conocer a alguien. No tuvo que ir muy lejos: «Lizy», su nueva pareja, era una amiga muy cercana de quien fue su esposa. O sea, todo quedó ahí, cerca, prácticamente en «familia». Esa circunstancia facilitó la tarea de encontrar compañía pero también representó un escollo: enfrentar la mirada ajena, que podía poner algún reparo a que se enamoraran dos que eran tan conocidos.
Pero la relación de Monti y de Lizy no soportó la presión pública. Y como ella se sintió ninguneada -él negó que estuviera viviendo un romance con ella- se puso en contacto con Iglesias y le dio una nota, a la que no fue sola: la hizo con su hija Sol, que habló tanto o más que su mamá. «La relación existió, fue cierta. Fue real. Por más que él diga lo que diga. No sé qué título ponerle, ponele fuimos novios, pareja, nos hicimos compañía. Pero fue de verdad» arrancó ella.
LA RELACION DE CARLOS MONTI LUEGO DE ENVIUDAR TERMINO EN UN ESCANDALO DE INFIDELIDAD
«Y bueno, sí, eso es así» confirmó «Lizy», cuyo verdadero nombre es Alicia, cuando Iglesias le preguntó si había sido ella la que le puso punto final al vínculo afectivo. «Es más, el señor quiere volver pero yo me estoy negando y no tengo ganas de hacer nada con él. Es que me pareció un poco feo lo que hizo» aseguró ella, que confesó que empezó a salir con Monti «más o menos un año después de que enviudó».
«Nosotros nos conocíamos mucho, yo era muy amiga de Silvia, de su mujer. Incluso compartimos muchos cumpleaños porque cumplíamos el mismo día. La gente piensa mal y cree que salimos cuando él estaba casado. Me dicen «Tatiana», pero no, nada que ver. Yo me río. La pasábamos bien, nos fuimos de viaje, estuvimos juntos en Miami, mucha gente nos vio, no nos escondíamos ni nada, solo que no funcionó. No quise saber más nada» completó «Lizy» mientras su hija, Sol, se la «nublaba» toda al conductor de los mediodías de la Televisión Pública y lo trataba, entre otras cosas, de amarrate y «poco jugado». Para el final, lo peor lo dijo Lizy, cuando contó que descubrió que Montí la engañaba. «Tenía una relación con Anamá Ferreira, me enteré y bueno, se terminó». Infidelidades. En el 506…y en el 2000 también». Acá sí como dice el tango.