Carolina Castro: «Como CEO tenés que validar tu liderazgo todos los días»

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Carolina Castro se sumó a la empresa familiar Industrias Guidi en 2002. La compañía, dedicada a la producción de piezas metálicas para la industria automotriz, atravesaba por esa época la tormenta poscrisis de 2001 que afectaba a toda la Argentina. Castro comenzó su carrera allí como asistente administrativa y responsable de carga de facturas, en una compañía que daba trabajo a un centenar de personas. A dos décadas de ese debut, preside un grupo que emplea a 600 trabajadores y dirige dos plantas en Burzaco y Zárate. Además, ha desempeñado roles públicos como subsecretaria de Política y Gestión de la Pequeña y Mediana Empresa en 2016-2017 y sherpa del B20 en 2017-2018, lo que le permitió contrastar la dinámica privada con la gestión pública.

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Desde sus inicios en lo que define como «una pyme familiar», la politóloga Carolina Castro lidera Industrias Guidi con una visión que combina la gestión industrial y la dimensión humana. En diálogo con PERFIL durante la novena entrega del ciclo CEO Talks auspiciado por VISA, repasó el camino recorrido con los desafíos que fue enfrentando para formar y retener talento, la importancia de articular educación y empresa, además de su prédica por la diversidad de género. Durante toda la charla sobrevoló el tema del legado familiar, y cuál fue su trabajo para diferenciarse de la generación que le dio nombre a la compañía. « “No sos más la hija del dueño cuando liderás por lo que sabés”, admite en la charla. Aquí vamos a desandar sus primeros tiempos en la firma, donde admite haber aprendido mucho. Un camino sin mandatos familiares, pero con la pasión de los emprendedores.

Los inicios de Carolina Castro en Industrias Guidi

«Lo primero que está bueno aclarar es que es una empresa familiar, pyme, y que cuando yo empecé a trabajar era capaz aún más pyme de lo que es hoy«, dice Castro y agrega que esto sucedió allá por el 2003 tras haber terminado la facultad. «Estudié Ciencias Políticas en la Universidad de Buenos Aires, y me recibió en un contexto duro de la crisis del 2001. Me acuerdo de haber tenido intentos de buscar trabajo y me presentaba en lugares para secretaria ejecutiva, por ejemplo. El politólogo tiene como todo un desafío de inserción en lo que hace a su especificidad de estudio. El mercado laboral estaba bastante complicado y en inicios del 2003, le propuse a mi madre ir a Guidi, donde creía que podía ser útil».

En la charla, la empresaria asegura que nunca hubo como un mandato familiar o alguna obligación u expectativa de trabajar en la firma, «Salió de alguna manera de mí y empecé a ir todos los días a la fábrica, que estaba en Burzaco, unas pocas horas, porque la empresa estaba con personal suspendido en ese momento. La dotación era de unos 100 empleados, versus lo que había sido en la época de mi abuelo, en los ’60, en los ’70, y en contraposición a lo que es hoy con 600 empleados. Estaba con cierta dificultad intentando crecer y mejorar», asegura.

Respecto a los derroteros de los primeros tiempos, recuerda que la mandaron a ponerse «al lado de la contadora. Era Data Entry. Fui pasando por distintos sectores, haciendo actividades muy administrativas, muy operativas, pero que estuvieron buenísimo porque me pusieron en contacto con la realidad del trabajo y de a poquito fui ganando experiencia». Luego, en un momento se hizo cargo del sector de importaciones de la firma y comenzó a liderar ese sector para lo que decidió emprender estudios en la Fundación del Banco Boston en esas áreas de comercio exterior.

Un camino bien alejado de las Ciencias Políticas, pero «sin mandatos»

«Alejadísimo de las ciencias políticas, pero, de vuelta, no hubo mandato ni imposición a la hora de pensar una carrera. Creo que mis padres tenían esta visión, de hecho yo soy la primera universitaria de la familia» asegura Castro y agrega: «Mi madre pasó por la universidad, pero no terminó porque es una emprendedora que se dedicó a hacer, digamos, y fue muy libre. Yo tenía ganas de estudiar lo que me apasionaba. Tuve ese privilegio en algún punto de no tener que asociar la carrera necesariamente a por dónde iba a encontrar una salida laboral. Fue más bien el deseo, la pasión de lo que me gustaba y después me di cuenta de que la carrera me ayudaba un montón en mi rol de empresaria, de hecho, cada vez más en las compañías tenés equipos que son multidisciplinarios».

«En los siguientes 20 años, pasaron un montón de cosas al país, a las personas, a la familia, a la empresa, a todo. Y yo fui evolucionando y creo creciendo con cada oportunidad que fui teniendo», asegura la empresaria

En la entrevista, Castro detalla cómo la empresa decidió crecer en capacidad productiva con la construcción de su segunda planta junto a Toyota, cómo valora los valores humanos y la capacidad técnica en sus equipos y por qué cree que la articulación entre el sector privado y el sistema educativo es clave para reducir el déficit de ingenieros e ingenieras. También reflexiona sobre el rol de las mujeres en la industria y las metas de diversidad que impulsa en Guidi.

El Top 10 de las preguntas a Carolina Castro

– ¿Qué hitos marcaron tu evolución profesional y te llevaron a la presidencia?

Todo lo que fue la construcción de la planta de Zarate, que es nuestra segunda planta operativa, fue toda una decisión de compañía que tomamos en equipo entre todos, y decidimos sembrar una semillita muy cerca de nuestro principal cliente, que es Toyota Argentina, sobre la Ruta 9. Fui parte del equipo que gestó desde los inicios, desde la búsqueda del terreno, hasta la adquisición y la licitación de la obra, hasta terminarla. Estuve en cada detalle, no sola sino con un equipo. Pero, fue un orgullo que nuestra empresa se haya expandido y haya logrado una planta como la que hoy tenemos en Zarate. Para mí eso fue un momento, si se quiere, de inflexión. Y después te diría el segundo granito para mí en estos 20 años de profesión, de laburo, es cuando tomé la decisión de dejar la empresa (se fue 4 años) para hacer cosas que me conectaban con lo público, con lo político. Fui subsecretaria PYME en el gobierno de Mauricio Macri los primeros dos años de esa primera gestión y después me fui a ser una suerte de gerente general de lo que se llama B20, Business 20, que es un foro empresarial que marcha en paralelo al foro del G20 y fue súper rico el aprendizaje de esos dos momentos de conectar con lo público y con lo público privado, fuera de mi empresa.

– ¿Fue buena la experiencia de salir de la compañía y volver a entrar?

– Me formó, porque te lo voy a poner en estos términos, cuando vos sos el hijo del dueño en una compañía venís a aportar y a ejercer un liderazgo y de alguna manera también pensás, bueno, hasta qué punto este lugar que yo tengo es un lugar que me gané o es un lugar que me legaron. Y cuando entras en un ámbito de trabajo como a mí me tocó en una subsecretaría donde había 200 personas, liderando un equipo de trabajo para hacer un proceso internacional como fue el Business 20, bueno, ahí estás vos con tus capacidades de liderazgo frente a un equipo que no tenía nada que ver con lo que venías haciendo, en términos de que ahí ya no sos más el hijo o la hija de la dueña. Y para mí esa validación personal de poder liderar un equipo desde este lugar, fue un lindo aprendizaje y estoy muy agradecida a todos con los que laburé. Cuando volví a Guidi siento que volví un poco más fuerte, más sólida, habiendo hecho otras cosas.

– ¿Seguís sintiendo la presión de demostrarte en tu rol de presidenta?

Creo que sí, pero no lo vivo mal. Hay presiones que están buenas, que uno las vive desde la superación o desde querer desafiarse y yo lo vivo así. Creo que esto le pasa a cualquiera incluso si no es el hijo del dueño. Es como que tenés que revalidar tu liderazgo todos los días y todos los días te enfrentás con situaciones nuevas, con complicaciones, con tener que tomar una decisión que a veces decís cómo tomo la decisión más justa en este contexto, y sobre todo en la Argentina, que lo externo muchas veces impacta en la gestión interna de las compañías. Tenés que estar tomando decisiones y tenés que estar liderando un equipo de la mejor manera posible, así que sí, eso está presente, pero está presente desde un lugar lindo y positivo creo. Claro, no sufriéndolo, es como una pulsión, ir a buscar más.

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– ¿Qué buscás al armar equipos de trabajo?
Los valores son fundamentales. Podés venir con el mejor currículum, pero si tus valores no se alinean con los de la compañía, no va a funcionar. La calidad humana se ve en las decisiones cotidianas. Bueno y doy por descontado que además tenés que tener la capacidad técnica para el puesto para el cual uno te está contratado.

– ¿Por qué es difícil encontrar talento capacitado y cómo lo enfrentan?

Sí, estamos viviendo un momento que para lo que es el área de recursos humanos, esto de conseguir talento y después retenerlo es un desafío. Estamos en una era muy desafiante en ese sentido, porque como toda problemática es multicausal, la podés encarar desde diversos ángulos y todos son válidos. Tenés poca formación en las áreas en donde las empresas en la Argentina y sobre todo las industriales, más requieren. Entonces tenemos una baja cantidad de ingenieros e ingenieras, todos los años. Otro tipo de especializaciones como pueden ser los tecnológicos, gente que se especializa en esto del software y del hardware. Y la tecnología corre tan rápido que incluso yo siento a veces que la universidad se va quedando atrás en la capacidad de largar al mercado laboral a la gente con el último nivel de actualización tecnológica. Entonces hay que estar constantemente capacitando. A nosotros nos preocupa mucho eso.

– ¿Debe el sector privado participar más en la discusión sobre educación y formación?
– Sí, absolutamente. La articulación entre Estado y las empresas es esencial en la definición de curriculas. La formación debe alinearse con las habilidades que demanda el mercado laboral, tanto en oficios como en carreras universitarias. Hay países con modelos exitosos de cooperación público-privada que podrían inspirar a la Argentina.

– ¿Qué habilidades blandas valorás en tu equipo y en vos misma?

– Yo creo que todo lo que hablábamos hace un ratito de los cambios que se están dando con los más jóvenes, el tipo de demandas que ellos tienen, sus expectativas, lo que están dispuestos a poner y lo que no en un trabajo, demandan de los equipos de liderazgo una cierta adaptación y ahí, sobre todo para las generaciones más grandes, presenta un desafío. Porque tienen que cambiar el chip y ver cómo se relacionan con una generación que no tiene nada que ver con la mía en términos de expectativa y cómo los sigo liderando para que también haya un proceso que retroalimente el aprendizaje. Para mí, los equipos intergeneracionales son fantásticos, sobre todo cuando una generación más grande tiene la capacidad de dialogar y entender a la otra generación. Ahí se retroalimenta un círculo súper lindo de aprendizaje.

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– ¿Te seguís formando académicamente?

– No, no estudio formalmente, pero leo mucho, y siento que me formo leyendo. Escucho buenos podcasts en donde entrevistan a gente interesante, veo cuestiones en YouTube que capaz antes era imposible acceder a eso. Entonces yo siento que me estoy formando todo el tiempo, pero es un esfuerzo que hago de estar ahí. Soy inquieta, estoy buscando qué está pasando. Últimamente estoy como fascinada con todo lo que tiene que ver con el cambio tecnológico, con la inteligencia artificial, con los pros y los contras, con los debates que se están dando a nivel mundial sobre eso. Pienso, cuán rezagados estamos en pensar estas cuestiones desde la regulación, de lo que va a suponer de cambio radical de la manera que tenemos de vivir, de trabajar, etcétera. Y me meto en esos temas porque los quiero entender mejor. Y después suelo leer bastantes cuestiones de política o biografías, ese tipo de cosas.

– ¿Cómo vivís el hecho de trabajar en una industria dominada por hombres y qué acciones impulsás para la diversidad?

– La agenda de la diversidad de género dentro de las compañías y dentro de todos los espacios de liderazgo, de lo público, de lo privado, sigue siendo para mí fundamental. Creo que se hicieron avances, pero todavía estamos lejos. Miro lo que está pasando en muchas compañías y siento que muchas han armado programas de diversidad, programas de mentoría interna, etcétera. Pero en el último tiempo es preocupante que algo de esta agenda está yendo para atrás, que esta idea de que todo lo que era woke estaba mal, debía ser anulado. Es algo que está impactando en lo que pasa en el mercado laboral, en este tipo de programas en las compañías, en donde capaz ya no tenés un liderazgo desde el directorio empujando esos temas. Y eso a mí me parece preocupante.

– ¿Y qué hacen en Industrias Guidi?

En la planta de Zarate definimos desde el día cero que íbamos a tomar mujeres para el piso productivo de la planta. Entonces hoy tenemos un 40% de la dotación que son mujeres operarias metalúrgicas, muy por encima del promedio de lo que la UOM. Nuestro aporte bien concreto es darle oportunidad de trabajo a las mujeres. Lo empezamos a hacer hace 15 años en Zarate, cuando todavía muy pocos en el rubro metalúrgico le daban oportunidades a las mujeres. Después sucedió que vi que esto empezó a aparecer más fuerte en un montón de compañías. Y empezaron a venir gerentes de recursos humanos, directores que miraban a las mujeres en nuestra planta, y decían: » qué bien esto, tenemos que seguirlos», esto es un buen benchmark. Y hoy no pasa eso con todas las compañías. Hay algunas con las cuales sigue estando esta agenda muy presente y muy fuerte y en otras no tanto.

Y eso a mí me preocupa y por eso lo digo en esta entrevista, porque creo que tenemos que estar atentos a que esta era una agenda que más allá de woke no woke. Hay una necesidad de que la mujer pueda tener un espacio en el mercado de trabajo, que lo encuentre en igualdad de oportunidades, que pueda desarrollar un ingreso propio porque es fundamental para la autonomía y para la libertad de las mujeres. Lo lógico sería que todas las mujeres puedan llegar a espacios de liderazgo, igual que los varones.

– ¿Qué consejo te darías a vos misma 20 años atrás?

– Creo que me diría algo que me aplica hoy también, que es escuchar más, hablar menos. Me parece que es un consejo para casi cualquier momento de la vida, pero cuando estás arrancando es importante y me aplica hoy también.

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