La industria autopartista argentina volvió a encender las alarmas por el bajo contenido local de las autopartes que utilizan las terminales automotrices del país. Amparadas en las reglas del comercio bilateral con Brasil, muchas fábricas ensamblan vehículos con hasta un 84% de piezas importadas —en su mayoría de origen chino— sin pagar aranceles, y los exportan al socio regional como si se tratara de productos fabricados en el Mercosur.
El eje del reclamo parte de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), que advirtió sobre las consecuencias económicas y productivas de esa política. La entidad pidió revisar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N.º 14 que regula el comercio automotor entre Argentina y Brasil.
Denuncian una «alquimia numérica» que permite eludir impuestos
Un comunicado oficial advirtió que, «un análisis profundo del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N° 14, que rige el comercio bilateral automotor entre Argentina y Brasil, revela una paradoja que sangra miles de millones de dólares de las arcas aduaneras y socava la base profunda de la producción local de autopartes. Lo que se exporta como un vehículo ‘Mercosur’ es, en un número creciente de casos, un ‘Frankenstein automotriz’ con un corazón asiático y con un futuro principalmente chino».
La norma vigente permite que un vehículo sea considerado de «origen Mercosur» incluso si el 84% de sus piezas provienen de fuera del bloque regional. Si bien la intención original del acuerdo era promover la integración productiva, la entidad asegura que hoy representa una vía para «una verdadera alquimia numérica que habilita una masiva elusión de aranceles aduaneros».
Cómo se calcula el origen regional de los vehículos
AFAC explicó que el criterio actual no se limita al contenido físico de autopartes fabricadas en los países miembros (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), sino que considera también factores como el costo salarial, el valor agregado industrial, amortizaciones, margen de ganancia, impuestos y logística.
Por eso, «se podría ensamblar un automóvil con solamente el 16% de piezas/materiales de todo el Mercosur (10/60), o con el 84% de fuera del Mercosur».
Las terminales, en el centro de la crítica
Aunque las fábricas de autopartes son proveedoras directas de las terminales, AFAC fue enfática en su cuestionamiento. «Las terminales automotrices, amparadas en las flexibilidades del ACE 14, pueden importar componentes claves (desde sistemas electrónicos complejos hasta partes más standard) desde mercados de bajo costo como China».
Y continúa: «La misma operatoria, pero en el marco del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, sería considerada de extrazona y tributaría aranceles».
Y agregó: «Existen incluso casos aún más excepcionales y más recientes, verdaderas anomalías dentro de un sistema ya irrisorio, donde vehículos son catalogados como ‘Mercosur’ con un porcentaje cercano al 100% de sus autopartes de origen extra-bloque».
Preocupación por el impacto en el empleo industrial
La principal consecuencia, según la asociación, es el deterioro del entramado productivo local. «La consecuencia más alarmante de esta ‘ingeniería’ de la manipulación de las reglas de origen es el debilitamiento progresivo y el riesgo inminente de desaparición de decenas de empresas autopartistas en Argentina y Brasil», advirtió AFAC.
E insistió en que estas empresas «históricamente han sido el motor de empleo calificado y desarrollo tecnológico en la cadena de valor automotriz», pero hoy no pueden competir contra las piezas chinas «que ingresan de facto sin el gravamen aduanero y que a su vez tienen precios que no surgen de las fuerzas del libre mercado, sino de fuertísimos subsidios estatales».
Qué piden los autopartistas
El reclamo es doble: por un lado, «elevar el umbral de contenido de origen Mercosur» exigido para que los vehículos sean considerados regionales; por otro, un mayor control aduanero «para evitar triangulaciones que eludan el pago de aranceles».
Además, AFAC pidió que las automotrices argentinas acompañen su posición, tal como hicieron sus pares brasileñas. «Esta semana hemos visto como en Brasil las terminales, los autopartistas y varios sectores industriales vinculados a la actividad automotriz han solicitado a su gobierno que no se otorguen desgravaciones arancelarias para la importación de vehículos semi armados y/o desarmados para ser luego meros ensamblados. La cadena de valor automotriz brasileña, en su conjunto, ha decidido actuar mancomunadamente en defensa de su actividad y el empleo que generan».