La foto del día muestra que relación del presidente Javier Milei con su vicepresidenta Victoria Villarruel no está rota, porque la ruptura implica la posibilidad de reconciliación. Hoy la situación es más grave a nivel institucional porque el mandatario directamente la ha dejado afuera de su gobierno.
Algo similar a lo que ocurriera entre Néstor Kirchner y Daniel Scioli en el inicio de su administración en 2003 cuando el santacruceño, furioso por las reuniones privadas y las manifestaciones de su vice, lo marginó de la gestión. La desemejanza reside, quizás, en que el libertario no le prohibió a todo el gabinete hablar con Villarruel. Algunos todavía lo hacen. No así el triángulo de hierro que completan Karina Milei y Santiago Caputo.
Los abucheos que recibió la vicepresidenta el lunes por la noche, cuando salía de la Basílica de San José de Flores donde se había oficiado una misa en homenaje al Papa Francisco, encabezada por monseñor Jorge García Cuerva, escribieron un capítulo más de esa discordia.
“Como a los nazis te va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”, cantaban quienes insultaban a Villarruel e incluso hasta hubo algún escupitajo. Alguno de los presentes los identifican como manifestantes vinculados a agrupaciones de derechos humanos y al kirchnerismo.
Lo que luego llamó la atención es que además de las cuentas identificadas con el kirchnerismo, también las hubo las de perfil libertario las que festejaron los agravios contra la funcionaria.
El propio arzobispo García Cuerva se enojó al asegurar que el episodio “fue muy violento, no entendieron nada”. Se refería a que minutos antes, en la misa, los políticos de distintas extracciones se saludaban en un gesto de paz y fraternidad.
Desde el entorno de la vicepresidenta aseguran que ni Milei ni ningún miembro del gabinete la llamaron o le enviaron algún mensaje para solidarizarse frente a los agravios. Tampoco repudiaron lo ocurrido en las redes sociales pese a que en un año electoral, el enemigo parecía ser Cristina Kirchner y su hueste.
Villarruel siempre dijo haber quedado muy agradecida con el Papa por cómo la recibió en octubre del año pasado durante una hora -al igual que luego a Milei-, y el tono de la reunión. Y se comprometió a agradecerlo siempre que la Iglesia la invite. Mordaz, como lo era habitualmente el Sumo Pontífice, cuando la recibió y ella le preguntó cómo estaba, él respondió aludiendo, sin decirlo, a su vínculo con el Presidente: “Todavía vivo, ¿y usted sobrevive?”.
Hasta los mensajes por la muerte de Francisco reflejaron la grieta entre presidente y vice. Pese a que Milei se refirió a un día “triste” y lo despidió con “profundo dolor”, no olvidó recordar las “diferencias” que hubo entre ambos. Fue el mandatario, hábil en crear apodos, quien solía dirigirse al Papa como “El Maligno”.
Villarruel, siempre con un tinte nacionalista en sus mensajes, lo despidió recordándolo como alguien “surgido de nuestra Patria”. Y enfatizó que, “como católica y argentina rezo por el eterno descanso de su alma y siempre me tendrá luchando para que nuestra amada Argentina se imponga ante la pérdida de la visión trascendental de la vida y el flagelo de la pobreza”.
En el oficialismo, algunos apuntan contra la vicepresidenta por el hecho de no haberse sumado la semana pasada con algún tuit a la euforia por el levantamiento del cepo cambiario y la baja del dólar oficial que Milei, Luis “Toto” Caputo y el resto del gabinete celebraron. Como contrapartida, colaboradores de Villarruel destacaron su prudencia, y que nadie le pidió una opinión.
Uno de los últimos capítulos del enfrentamiento de Milei con Villarruel ocurrió el 1 de Marzo, en ocasión de la apertura de sesiones ordinarias. A diferencia de la vez anterior en 2024, el mandatario saludó fríamente a su vice en el ingreso al Palacio Legislativo. Y en el tramo final, la retó en público con un «no te apures», cuando la presidenta del Senado quería dejar por inaugurado el periodo de sesiones y a Milei le faltaba agregar su habitual «Viva la libertad, carajo».
En el entorno presidencial admiten que antes Milei destacaba como un valor agregado la mirada distinta que podría tener Villarruel respecto a la gestión del Gobierno, como en la postulación de Ariel Lijo a la Corte Suprema o la política por la cuestión Malvinas. En cambio ahora, el mandatario avala marginar a la vicepresidenta, que suele repetir a quienes acceden a ella que el lugar que ocupa es muy alto para rencillas de poca importancia.
Mirá también
Mirá también
El arzobispo de Buenos Aires repudió los insultos contra Victoria Villarruel tras la misa por el papa Francisco en Flores: «No entendieron nada»
Mirá también
Mirá también